A continuaciòn publicamos un texto enviado por un oyente del programa,que no dio a conocer su identidad. Nos deja sus sensaciones y algo màs, de lo que fue el recital del INDIO en nuestra ciudad.
Una mirada distinta de un sentimiento compartido.
¿ESE PERRO SIGUE AHÍ?
¿Qué era de vos?, ¿cómo estabas con tu nueva vida?, ¿aparecerías por allí? ¿O te encontraría en el lugar menos pensado? Son preguntas que frecuentaban el día a día. La más presente de todas era “¿cuándo?” La típica pregunta que al intentar responderla siempre llevaba a la misma respuesta: falta poco.
Y sí, te trajo el destino, otra vez, para demostrarme que estabas, que respirabas, que se te veía entera, a pedazos, pero entera.
Y otra vez el olor, la adrenalina, el brillo de tus palabras, tu acento al adivinarlo, tu sonrisa nerviosa pero sin nervios vuelven a hacer olvidar todo cuanto esté ajeno a ese momento.
Sin más vueltas me tocás la espalda y mas adentro también, fue ahí cuando mi amigo me deja solo y larga el popular y muy conocido “ya vuelvo”, el más largo que me haya tocado. Ahora me pregunto ¿volverá?, la verdad es que no me interesaba.
Ya en el medio de las mamaderas escondidas surgían preguntas y respuestas inmediatas, interesantes conversaciones sean cuales fueran y mi inevitable sonrisa nerviosa que sin nervios refleja en tu boca mis ganas de morder, o no morder más, pero el instante siguiente llega y con él otra mirada escapista hacia la cantidad de gente del lugar.
“Se va a poner hasta las manos”, dije.
Los fuegos del mes que viene llegaron hoy, y suenan muy bien, vienen cargados de… eh… ¿de qué? No me interesa saber la película antes de verla.
Cuando todo no era más que esto, ya en la soltura de las sensaciones mutuas, la mirada mas cómplice, esa que sale de adentro, me hizo preguntar, ¿cómo no sentirme así?, si en la luz de tu ser encuentro una parte del mío, son expresiones vivas de que todo puede ser, en estos momentos todo es posible, agarrándote del brazo para que no te caigas, circulando tu cintura para que nada presione, y para sentir ese olor que te lleva a la mismísima mierda, tan lejos que no se llega.
Termina y te vas, y me voy. ¡Nos vemos la próxima! ¡Me encantó verte! Gracias.
A mí, ni te cuento.
29 septiembre 2009
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